Amarme mejor - Día 07: Hoy logro emparejarme con mi deseo y puedo aceptar que se cumplirá
Como ya habremos visto, comprobado, vivido o leído por ahí
alguna vez, las relaciones y el comportamiento humano giran mucho en torno al
poder, en mayor o menor medida, de forma sana o dañina, para beneficio propio o
de los demás, en un individuo o en un grupo social…pero hasta el que busca
justicia usa su poder para actuar. Teniendo conciencia de que la igualdad entre
unos y otros ya es real (en tanto nos sepamos ubicar y emparejar), seremos
capaces de negociar respetando el propio poder y el de los demás. Cuando llegamos a esta conclusión interior de
semejanza e igualdad, y sabemos movernos con esta capacidad, podremos incluso
comprender mejor a los demás, no solo en su poder, sino en su debilidad...y eso
es amar. Así que cuando queremos algo que creemos contrario, distante, difícil
o hasta amenazante, solo debemos igualarnos a ello, encontrar el balance y
echarlo a andar.
Cuando ya estas al nivel de todo, te puedes proponer una
actitud natural, positiva, fluida, alegre, divertida, libre, sana, positiva…puedes
ser alguien con quien es fácil hablar, conversar, fluir, divertirse,
intentarlo, disfrutar, gozar, compenetrarse, relacionarse para descubrir,
negociar, moverse o lograr algo más que tu visión y voluntad… Desde ese nuevo
lugar puedes ver con claridad todo lo que te ataba, aquello en ti que te negaba
las cosas o te castigaba por quererlas o por lo que eres y quien sabe porque
más. Yo, hoy, tras un camino engorroso, he llegado al punto en que amar no me
castiga, no me avergüenza, no me asusta, no me ata, no me hace pequeña, no me
hace dependiente, ni sumisa, ni ilusa, ni triste, ni insatisfecha, ni me
desgasta, ni me ocupa malamente en sufrimiento alguno…y no se trata de no
sentir, se trata de que no es en ninguna de esas instancias donde me quedare a
vivir el amor, porque el poder de amar lo tengo yo , no así aquel que de alguno
de esos modos “me lo negó” . Hoy he
limpiado mi forma de amar...y ese sí que es un
alivio y un regalo de amor propio genial.
En este día Dios me asomó con mayor firmeza la idea de que
mis sueños si pueden cumplirse y mis metas realizarse, y ahora que yo si estaba
lista para entenderlo, ni siquiera sabía cómo sentirme de tanta emoción. Estaba
tan acostumbrada a no tener lo que quería y sufrir por ello, que aquella
certeza me descolocaba hasta las lágrimas. Lágrimas que eran de conmoción y
compasión, de alivio y recompensa. Ya ni siquiera puedo pensar negativamente
respecto al futuro, ni aunque lo intente, y es como un desconcierto hermoso,
como haber perdido algo que era íntimamente tuyo y aun así estar feliz de
quedar con las manos vacías. Saber que ese día de liberación llegó y ahora la
preocupación real es estar lista para vivirlo tan responsablemente como la
realidad lo amerita y disfrutarlo como tu corazón necesita. En una frase diría “no
puedo creer que a partir de hoy voy a ser feliz sin más”, el resto ya no es
necesario, y sufrir ya no vale nada, ya no es más. El cambio que me estoy
regalando comienza a hacerse tangible y
real.
Y tú, te has sentido igual?
Jhozo
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