¡No quiero amor!

¡No quiero amor! Una frase que ni siquiera debería existir pero que todos hemos gritado en silencio cada vez que nos escondemos de lo que amamos, cada vez que evitamos todo aquello que pudiera mágicamente invadir nuestro espíritu mas allá de nuestros propios planes y permisos, simplemente por miedo.
Rechazamos al amor cuando nos escondemos de lo que nos ofrece quien nos quiere, cuando elegimos huir de lo que no sabemos controlar en lugar de redescubrirnos mientras accedemos a ello. Decimos no, al quedarnos estancados dentro de lo conocido aun cuando dejarse amar sea el único requisito para salir de tal abismo a reinventarnos el mundo.

 Gritamos ¡No quiero amor!, cuando nos escabullimos de quien nos quiere y nos negamos a la felicidad que nos promete, cuando renunciamos a la oportunidad de conocer el amor y preferimos asumir que no lo merecemos simplemente porque no sabemos ser amados… y nos olvidamos que amando se aprende a amar. 

Nos negamos a recibir amor porque nos sentimos abrumados ante el compromiso que implicaría tal obsequio, desconfiamos de lo generoso de tal oferta y le tememos a la dicha sin castigo, pasamos por alto que quien nos ama esta tan asustado como nosotros, y vivimos gritando: ¡no!, una vez tras otra, como si nos estuviéramos salvando la vida; nos vamos quedando en la comodidad de nuestra soledad, evitando poner en riesgo al corazón, distrayéndolo con pasatiempos que le hacen ignorar el verdadero sentido del placer, nos vamos quedando sin vida… 

Con suerte un día abrimos los ojos y vemos brillar la fortuna de ser amados y decidimos ser felices, decidimos vivir el amor y darle amor a nuestra vida, decidimos dar una oportunidad a quien siempre estuvo ahí. ¡Espero que ese día llegue hoy para ti! 

 Jhozo

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