Día 02: Pongo en orden todas las partes de mi dilema, me deshago de lo inútil y conservo lo que me llevo hacia lo nuevo.
El día comienza con entusiasmo y buena energía, coloco una
parte de ello en un deseo que quiero
alcanzar…un poco para ver qué pasa y un poco para conocerme más… el resto lo
aprovecho para expresarme, canalizar lo que va surgiendo, liberar ganas y atreverme
a ser real. Nada más liberador que fluir en esta existencia con lo que uno es
exactamente, desde adentro y dejando que todo tome lugar y orden como Dios
quiera.
Con esta intención en marcha, y en un breve momento libre de
dudas y libre de miedos, entendí que mientras perseguimos un deseo desde una actitud
que nos hace sentir diminutos o distantes frente a este, no somos capaces de
ver que dicho deseo nos estaba buscando ya (primero). Reconocer esto también me
dejo saber que: La necesidad o la carencia que nos impulsa a movernos tras un
deseo nos piden resolverlas primero. Sin esta claridad nos perdemos en ellas y en una perspectiva dependiente
de lo que no obtenemos. Todo lo que debemos hacer al respecto es una limpieza
de actitudes, de energía, de creencias, de molestias de todo eso con lo que
hemos estado perturbando nuestro anhelo. (Es como hacer un despeje del
verdadero y simple deseo, que se sepultó bajo todo lo que había fallado en
torno a este)
A veces para hacernos limpieza e iluminación, todo lo que
permanece inamovible y latente ante nosotros durante el proceso de atrevernos a lo que
queremos, (me refiero a eso contra lo que luchas o por lo que insistes o lo que de alguna
manera te enloquece), es precisamente lo que tiene la función de enfrentarte a
ti completamente…a tus alegrías y enojos, a tus temores y deseos…para que
decidas que va y que no va, que te sirve y que no te llevas… para entenderte
mejor a ti y a tu deseo. Es Dios a cargo del
panorama completo diciéndote: Ocúpate de ti y acepta el resto que lo demás llega por su cuenta.
En ese ocuparme de mi, y de mi propio dilema hice un
ejercicio que quiero compartirles: Separe mis anhelos y mis miedos sobre lo
deseado en 2 cartas, en la primera hablaba mi corazón esperanzado y en la
segunda mis frustraciones contra lo que había enfrentado. A unos les dije adiós
para siempre y al otro la bienvenida que merecen. La utilidad de esto es aclararse
totalmente, hacer orden y limpieza interna, el resultado se sucede y se
manifiesta en nosotros a la calma siguiente, porque, cuando has disipado tus
demonios respecto a lo que realmente quieres y mereces, en ese vacío llega la
respuesta perfecta…la que te invita a lo nuevo… la luz que necesitas y que ilumina
esos detalles a los que resta hacerle limpieza practica y consciente. Es allí
entonces cuando estás listo para cumplir tu sueño y Dios te ha ubicado a la
altura de lo que realmente mereces. Es allí cuando te permites compaginar tu verdadero deseo y la realidad que te rodea o te corresponde realmente.
Listo para hacer orden, limpieza e iluminación a todo eso
que no te deja moverte? ;)
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