“¡Es mejor estar solo!”, cuantas veces han dicho esto? …pero la verdad es que nadie quiere estarlo realmente, al menos no por mucho tiempo, y menos, por las razones equivocadas; estas voces solo gritan: “Quisiera estar lejos de sentir eso que aun no se manejar, a salvo de sufrir, seguro de ganar, confiado de no perder”. Y es que, claro, ¿Quien querría exponerse tal y como es, para luchar por un sentimiento que lo deje totalmente vulnerable, y además arriesgarse a perder en el intento?.
Cuando un hombre se siente atraído por una mujer que parece hecha para ser amada, detecta, en si mismo, el peligro inminente de convertirse en un caballero sensible, romántico, preocupado, entregado y temeroso; e inmediatamente advierte en ella, ese enemigo del cual hay que deshacerse cuanto antes.
Cuando una mujer encuentra al hombre que quiere amar, está tan dispuesta a hacerlo y sabe cuanto está arriesgando de si misma, que permanece a la defensiva ante aquel supuesto enemigo que amenaza con no saber valorar todo lo que ella está por dar.
Y como si esto no fuera ya bastante, si estos dos miedosos llegan a estar atraídos el uno por el otro, los desencuentros están a la orden del día: Él, negado a dar más, busca encuentros fugaces; ella con ganas de dar más, huye de esos encuentros y a cambio pide justo lo que él evita entregar. La salida fácil de ambos: huir diciendo que eso no podía funcionar; ninguno esta dispuesto a ceder para ganar, están ridículamente seguros de que, mejor es estar solo.
Pero finalmente, juntos o separados, ninguno podrá escapar para siempre de si mismo, ni culpar eternamente al otro de sus propios temores; tarde o temprano, sus desatendidos sentimientos y necesidades, terminarán por alcanzarlos para reclamarles atención y echarles en cara que abandonaron todo, una y otra vez, por las mismas dudas de siempre: ¿y si no vale la pena? ¿y si no funciona? ¿y si sufro? ¿y si me hiere? ¿y si se acaba?
Ya basta de arruinarlo todo antes de que suceda, ya basta de asustarte al ver cuanto estas dispuesto a dar sin miedo. Arriésgate por lo que te gusta y por lo que disfrutas, porque siempre valdrá la pena, y el único fracaso que puedes sufrir es el de renunciar sin saber jamás lo que pudiste ganar, no se trata de amor, ni compromisos eternos, se trata de vivir, porque estar solo jamás será mejor que disfrutar eso que está ahí para ti. Así que, vívelo!!
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