Siempre me maravillaban las apasionadas historias de amor que vi en las intensas tramas de grandes y pequeñas pantallas. Me imaginaba lo extraordinario que sería sentir la alegría de un corazón enamorado, la energía de un alma esperanzada y el alboroto de un cuerpo hechizado de pasión.
Era feliz idealizando fantásticas historias que pensé que no existían en la vida real, era feliz con la remota posibilidad de que alguien pudiera vivir un amor así de esos que a uno no le ocurren. Pero me ocurrió, que un día apareció él, mi romántico protagonista, para rescatarme de aquella insensatez de no creer, para demostrarme que amar y ser amada del modo que soñé no era una utopía sino la más exacta y posible realidad que él pronto haría existir entre los dos.
A éste príncipe obviamente no lo había planeado yo, la vida me lo regaló sorpresivamente; no llegó en un caballo blanco sino montado en la valentía de un imperfecto caballero que con su romanticismo me conquistó hasta lograr que cada parte de mi cuerpo y de mi alma aprendieran a reconocerlo como su fuente de plenitud.
Hoy me siento en la gloria de mi vida, hoy estoy tan enamorada que me debilita, hoy siento tanta pasión que me quema, con él siento mi misión cumplida pues el representa mi destino hallado y ese gran milagro completado. Hoy, el mínimo roce de su piel me descontrola, la sensación de que sea mío me hace plena, el placer de que esté inmerso en mi ser me llena de vida y la sola idea de su compañía es lo que me da energía; hoy he olvidado como existir si no está él.
Hoy lo amo más que a mi misma. Pero hoy, justamente hoy, el ya no siente lo mismo, y decidió nuestra historia ya no tiene valor ni sentido, decidió dejarme aquí con este inmenso vacío, desbaratando mil sueños y proyectos concebidos. Me destroza esta sensación de saber que el tesoro más valioso que guardaba en mi alma ya no me pertenece y que aun así el mundo sigue girando indiferente ante lo que esto significa para mí. Intento apenas ignorar las preguntas que nacen de una realidad inconclusa y soportar mientras el tiempo hace su trabajo.
Procuro soñar con el día en que la felicidad borre definitivamente todo este dolor de mi vida y de mi alma, a duras penas sigo adelante solo por la convicción de que es la única salida, procuro levantarme solo porque no puedo quedarme en el piso aun después de tan aparatosa caída, pero avanzar sin fuerza ni ganas es más bien como luchar contra mi misma para poder salvar mi vida.
En este momento no se, si lo amo con la pureza e inocencia de una niña que quiere llorar en los brazos de la madre que la ha castigado, o con la estupidez de una mujer que no consigue entender, tan de pronto, que ya no existe ese hombre que estaría a su lado para ser feliz toda la vida.
En este momento no se si lo odio por huir como el cobarde que no luchó por un nosotros o por afrontar este final como el valiente, y cruelmente indiferente, que entendió que ya no estaría feliz conmigo. En este momento solo se que apenas comienzan mi muerte y resurrección.
Por ahora, y sin ninguna otra salida, escribo en esta carta todo eso que no puedo gritar, todo lo que ya no puedo dar ni pedir, escribo para entender porqué aun mantengo en mi corazón una desesperante y tortuosa muestra de fe y de esperanza, ante la idea de su regreso, aun en medio de mi más clara y triste historia de desamor.
Grito en tinta mis sentimientos a ver si se gastan, a ver si se acaban antes de que me consuman, lanzo ésta y lanzaré más cartas al viento para que se lleve su recuerdo y yo pueda renacer e integrarme a la nueva, improvisada y maravillosa vida que hoy comienzo sin planearla.
Jhozo
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Era feliz idealizando fantásticas historias que pensé que no existían en la vida real, era feliz con la remota posibilidad de que alguien pudiera vivir un amor así de esos que a uno no le ocurren. Pero me ocurrió, que un día apareció él, mi romántico protagonista, para rescatarme de aquella insensatez de no creer, para demostrarme que amar y ser amada del modo que soñé no era una utopía sino la más exacta y posible realidad que él pronto haría existir entre los dos.
A éste príncipe obviamente no lo había planeado yo, la vida me lo regaló sorpresivamente; no llegó en un caballo blanco sino montado en la valentía de un imperfecto caballero que con su romanticismo me conquistó hasta lograr que cada parte de mi cuerpo y de mi alma aprendieran a reconocerlo como su fuente de plenitud.
Hoy me siento en la gloria de mi vida, hoy estoy tan enamorada que me debilita, hoy siento tanta pasión que me quema, con él siento mi misión cumplida pues el representa mi destino hallado y ese gran milagro completado. Hoy, el mínimo roce de su piel me descontrola, la sensación de que sea mío me hace plena, el placer de que esté inmerso en mi ser me llena de vida y la sola idea de su compañía es lo que me da energía; hoy he olvidado como existir si no está él.
Hoy lo amo más que a mi misma. Pero hoy, justamente hoy, el ya no siente lo mismo, y decidió nuestra historia ya no tiene valor ni sentido, decidió dejarme aquí con este inmenso vacío, desbaratando mil sueños y proyectos concebidos. Me destroza esta sensación de saber que el tesoro más valioso que guardaba en mi alma ya no me pertenece y que aun así el mundo sigue girando indiferente ante lo que esto significa para mí. Intento apenas ignorar las preguntas que nacen de una realidad inconclusa y soportar mientras el tiempo hace su trabajo.
Procuro soñar con el día en que la felicidad borre definitivamente todo este dolor de mi vida y de mi alma, a duras penas sigo adelante solo por la convicción de que es la única salida, procuro levantarme solo porque no puedo quedarme en el piso aun después de tan aparatosa caída, pero avanzar sin fuerza ni ganas es más bien como luchar contra mi misma para poder salvar mi vida.
En este momento no se, si lo amo con la pureza e inocencia de una niña que quiere llorar en los brazos de la madre que la ha castigado, o con la estupidez de una mujer que no consigue entender, tan de pronto, que ya no existe ese hombre que estaría a su lado para ser feliz toda la vida.
En este momento no se si lo odio por huir como el cobarde que no luchó por un nosotros o por afrontar este final como el valiente, y cruelmente indiferente, que entendió que ya no estaría feliz conmigo. En este momento solo se que apenas comienzan mi muerte y resurrección.
Por ahora, y sin ninguna otra salida, escribo en esta carta todo eso que no puedo gritar, todo lo que ya no puedo dar ni pedir, escribo para entender porqué aun mantengo en mi corazón una desesperante y tortuosa muestra de fe y de esperanza, ante la idea de su regreso, aun en medio de mi más clara y triste historia de desamor.
Grito en tinta mis sentimientos a ver si se gastan, a ver si se acaban antes de que me consuman, lanzo ésta y lanzaré más cartas al viento para que se lleve su recuerdo y yo pueda renacer e integrarme a la nueva, improvisada y maravillosa vida que hoy comienzo sin planearla.
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:) Me invitas un café? :)
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Esta carta la escribi para para participar en un concurso de cartas de amor, y quise jugar con la ironia que se vive en presencia y ausencia de ese sentimiento...
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