De niños observamos todo desde nuestra plenitud!, y entre tanta información percibida comenzamos a ver esas cosas que faltan : las que no están, las que estuvieron mal, las que deberíamos alcanzar, las que están fuera de lugar, las que deberíamos llegar a ser, las que se necesita arreglar, etc. Y nos queda esa sensación de tener que hacer algo al respecto.
Siendo bastante inteligentes, recogemos todas esas carencias en un par de cosas puntuales, en personas, metas, razones, ideales, sueños, deseos...objetivos de vida que esté a nuestro alcance lograr. Nos decimos , inconscientemente: "A través de esto podré corregir todo aquello!".
Nos enfocamos apasionadamente en eso, incluso olvidando que estábamos plenos cuando notamos cada cosa a mejorar, vamos perdiendo de vista que todo estaba así cuando llegamos, que no era nuestra culpa, nuestra carga, o nuestra esencia... que fue una simple elección nuestra basada en lo observado.
Lo que hicimos con toda aquella inconformidad fue definir una meta, le dimos forma, nombre y contexto porque era la manera más simple de sintetizar (para luego transformar) todo aquello que estudiamos en nuestro entorno con amplia conciencia. Creamos un lazo y nos dedicamos a ello, respondiendo fielmente a cada sensación de que estamos frente a eso que hemos decidido transformar... que hemos hecho nuestro.
Por algún tiempo, mucho tiempo o casi toda la vida, Esa meta nos mueve o nos distrae o nos ocupa o nos preocupa...si eso te pasa te has confundido a ti mismo con ella, con la meta, aunque tu eres más que eso.
Si mantuvieramos la conciencia de que es una elección, una misión y un proceso, no nos perderíamos en ello, entenderíamos que no es cuestión de alcanzar un punto, una cima, de cambiar el mundo entero en un día...sino de dedicarse al proceso de trabajar para la propia sabiduría interna: Cada día sería un reto nuevo, una misión apasionada, un logro en el camino, una transformación alcanzada, e igual que un trabajo lo dejariamos en la oficina cuando acaba el horario ...La vida misma es eso, es el destino que ya hemos estado haciendo y en el cual podemos permanecer conscientes de nuestro crecimiento a través de ese proceso.
Te has perdido en tu meta? O estas satisfecho cumpliendola? Si decides continuar con ella Solo necesitas recordar que siempre has sido pleno y que eso que elegiste hacer cada día. Eso que te llama y que te mueve desde siempre, por simple o profundo que sea, es una elegida manera de ser valioso y bello, es algo que te hace útil y te entretiene, es lo que de ti ofreces, mientras te suma, te crece, te expande sobre lo pleno que ta eres.
Vive eso!
Jhozo
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