Aquella noche estaba sola frente al mar, viviéndolo tanto como a mi tristeza...
Las luces brillaban en el agua de la playa y de mis ojos; era hermoso y profundo, era real.
En la obscuridad que predominaba, pocas personas se atrevían a andar. Sin embargo allí estaba yo, sin esos temores de la cotidianidad, absorta en el ruido de mis pensamientos y con el pecho comprimido por el peso de tantas emociones.
Tenía la mirada perdida en aquella escena y supe que era el momento perfecto para entregarle todo al mar, el cual me hablaba y abrazaba mientras le confiaba en silencio toda mi vulnerabilidad. Fue nuestro pacto dejarlo llevarse cada una de las cosas que quería dejar atrás... y hoy cuando tengo este recuerdo descubro todo lo que puede contener la bruma del mar!
Jhozo
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