Más que literalmente (piloto auxiliar), ser el copiloto, en esta reflexión, es el símbolo de una figura que aún en igualdad de conocimiento cede el liderazgo principal a otro.
Cuando se tiene carácter, autonomía, autenticidad e independencia existe la posibilidad de ocupar el control, espacio y poder en casi todas nuestras áreas de desenvolvimiento, con un sentido de responsabilidad casi inagotable, que si resulta acaparador, le niega espacio a cualquier participación ajena.
Ciertamente, estar a cargo nos brinda un camino de triunfos y logros, de autoafirmación y firmeza , pero finalmente solitario, si no se contemplan las propias necesidades y debilidades como forma de apertura y asociación.
Ser entonces el copiloto, en este caso, es una forma de darse la oportunidad de tener un piloto al lado, ocupándose de lo que mejor sabe hacer mientras nos permitimos desarrollar las habilidades complementarias que son necesarias en ese equipo.
No se trata de perder jerarquía ni poder personal, sino de ocupar ese poder en un justo lugar de máximo desarrollo y mínimo desgaste. Es encontrar el balance con el otro y los otros para seguir creciendo individualmente, es saber elegir el mejor complemento para tu desarrollo independiente.
Te atreves a soltar el control, a calmar tu ego, a ceder espacios, a abrirte a la expansión de ti mismo a través de otros ,de lo que te rodea y de lo que está a tu alcance?
Jhozo
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