Aun si pensamos en todas las personas como nuestros amigos, y con el mismo sentido les brindamos nuestro cariño, existen experiencias de desencuentro que nos permiten entender que es necesario considerar los valores que pueden separarnos o unirnos.
La compañía, eventual o regular, debe ser enriquecedora y no desgastante, debe ser, cuando menos, bastante acorde con nosotros mismos y nuestros procesos de vida.
Cuando nos mudamos a un estilo de vida más consciente, empezamos a pensar que es mejor tener relaciones con propósito. Ya no es suficiente con saber que queremos a todo el mundo o que la mayoría nos agrada por igual, sino que comenzamos a elegir lo que a corto o largo plazo dejará en nosotros los resultados que deseamos.
Desde una perspectiva ideal donde todos nos queremos y respetamos, es más fácil sorprenderse cuando un amigo rompe ese código y aflora aspectos de si que revelan parte de su naturaleza escondida. Pero aunque duela más, el mensaje llega con más fuerza, y luego cuando se ha asimilado todo , llega un alivio!, pues, con el entendido de que cada persona es lo que puede ser y hace lo mejor que puede, llega la claridad, el perdón y la decisión del lugar que le otorgaremos en nuestra mente, vida y corazón.
No se puede ir al ritmo de todos los amigos, pero es posible conectarse con ellos en distintos puntos del camino, y aquellos que en especial parecen transitar lo que más se parece a nuestro andar, son la mejor oportunidad de compartir nuestro destino.
Tener abierto el corazón, aunque algunas pocas veces resultemos heridos, es lo que nos permite crecer, y de ello siempre podemos estar muy agradecidos.
Podemos decir entonces: Quiero amigos!, pero mejor, quiero amigos que sean buenos conmigo y buenos para mi. ;)
Jhozo
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