Llegamos a ser justo eso que tememos padecer
En una lucha contra el dolor, nos convertimos en aquello que nos hace daño pensando que así lograremos que no suceda más, suponiendo que podremos dominar al monstruo e ignorando el riesgo de entrar en contacto con éste.
Procuramos ser fuertes e invencibles apoderandonos de la fuente del dolor y haciéndola nuestra para controlarla, procuramos tener el poder!
Queremos y llegamos a actuar como cada cosa que parece derrotarnos, con la intención de resultar victoriosos en un próximo enfrentamiento similar... Nos ponemos a la altura del enemigo y llegamos a ser lo que nos hiere.
Así vamos acumulando triunfos que nos terminan haciendo sentir derrotados al darnos cuenta que somos los que odiamos y que lo que nos hirió una vez lo hace dos veces al dejarnos atrapados entre el dolor que nos causó y la pena que nos causa.
Pero también habiendo conocido las tristezas de estar del lado de lo que creímos fuerte, podremos elegir una posición de verdadera libertad donde seamos lo mejor de nosotros mismos.
Jhozo
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